La era de los correos electrónicos: ¿eficiente o productiva?
Desde hace décadas, los correos electrónicos han sido la herramienta predilecta para la comunicación laboral. Sin embargo, un reciente estudio de Slack, una destacada empresa de mensajería instantánea y chat de voz y vídeo, arroja luz sobre la eficiencia de este método y plantea preguntas sobre su verdadera productividad.
¿Cuánto tiempo perdemos con correos electrónicos?
Según el estudio de Slack, un empleado puede perder hasta un día laboral a la semana lidiando con correos electrónicos. Este hallazgo revela que, en promedio, se destinan 8 horas y 42 minutos semanales solo para leer, redactar y gestionar correos electrónicos. En una semana laboral estándar de 40 horas, esto equivale a dedicar un día completo solo a esta tarea, lo cual plantea un desafío significativo para la productividad según los estándares de Slack.
Detalles del estudio: Correos, números y opiniones
La encuesta, realizada a más de 8.000 empleados de empresas pequeñas, destaca que cada individuo redacta una media de 99 correos electrónicos a la semana. Sin embargo, el 40% admite no molestarse en leer correos de más de 8 frases. Además, un considerable 48% afirma perder correos por spam, mientras que un 44% reconoce que su bandeja de entrada está abarrotada de correos irrelevantes.
El sugerente apodo: “La cucaracha de internet”
Según un directivo de Slack, los correos electrónicos son como “la cucaracha de internet”, algo que parece difícil que desaparezca por completo. A pesar de esta comparación curiosa, Slack no pierde la oportunidad para presentar una alternativa que considera más eficiente y directa: su propia plataforma de comunicación.
La solución propuesta: ¿por qué Slack recomienda su plataforma?
Frente a lo que el 27% de los encuestados considera un método anticuado de comunicación, Slack propone utilizar su plataforma. Los directivos de la compañía argumentan que su servicio es más eficiente, directo y, en última instancia, más productivo que los correos electrónicos. Aunque reconocen la longevidad de los correos, sugieren que es hora de apostar por métodos de comunicación más efectivos.